Puedes pensar que es tan solo un capricho incomprendido, pero esto va mucho más allá.
Como expresar que el tiempo se llevo consigo lo mejor de nosotros, te arranco tu amor, y solo dejo parte del mío, como decirte que solo dejo una sombra de lo que éramos, una sombra difusa, que se esfuma en la distancia.
Distancia… que separa nuestros corazones antes unidos por una fuerza invisible y fuerte, que ahora es tan débil! Puedo ver como se va escurriendo como pequeñas gotas de agua: lagrimas… quedan esparcidas por el suelo, brillando como pequeños cristales punzantes.
Mis lágrimas cortan, mis lágrimas hieren, el dolor hecho sangre me rodea, manchándome y llevándose todo consigo, como un río, caudaloso incomprendido.
Cierro los ojos y siento tu mano, que recorre débilmente mi cara, secando mis lágrimas, contándome al oído como éramos, diciéndome que tu amor sigue intacto, que solo basta mirarte para volverte a entregar a mi, besando suavemente mis labios y rogándome entre susurros y palabras sinceras que te diera mi amor, devolviéndote tu vida entera… Te abrazo, te acaricio, y sonrío. Juntos reímos, y nuestra risa se lleva el torrente de dolor echo sangre, ya no es más un río cruel.
Pero abro los ojos y me encuentro sola en un rincón, de este cuarto silencioso y moribundo, las velas ya se consumieron, y no hay rastros de ti ni de lo que antes fuimos.
Intento levantarme pero vuelvo a caer, caigo sin poder incorporarme, sin fuerzas para seguir, sin voluntad.
Afuera la noche se desliza suavemente sobre los montes tiñendo de negro todo lo que ve a su paso. Quizás pueda llevarse la oscuridad de mi mente consigo, quien sabe a que paraje solitario.
Yo sigo pensando. Mil recuerdos me atosigan, me persiguen y me cegan.
Te entregue mi alma y todo mi corazón, ciegamente creyendo que eras mi felicidad, di todo por ti y te regale mis más preciados segundos, mis besos y mi amor. Te di mi vida, tomando el riesgo que eso implicaba, sin poder ver que te ibas transformando y me ibas destruyendo. Yo era feliz, y feliz viví engañada, hasta que la verdad me golpeo tan fuerte que caí al piso frío y húmedo.
Fue tan difícil ver sin embargo que ya no me querías, y cada herida que abrías en mi quedaba sin cerrarse, y aún duele. Yo seguía atada a ti por una fuerza invisible, irrompible y sobrenatural, fuerza que vos olvidaste, fuerza que venciste.
Inexistente es mi orgullo cuando de ti se trata, irresistible el deseo de arrodillarme y rogarte que todo vuelva a ser como lo fue, imposible volver el tiempo hasta la época en que me amaste. Inútil seguir amando cuando ya no hay mas amor...
Tristeza Real by: Martina Paniagua
1 comentario:
ese texto nos los leiste la otra ves no? sea lo qe sea me encanto :)
te amo chulina
Publicar un comentario