
Son las diez.
Miro el teléfono que permanece enfrente mio, mudo por supuesto. Podes llamarme ingenua, pero tengo la esperanza de que suene, atender y escuchar tu voz entrecortada, diciéndome que solo me llamas para oír el sonido de la mía.
Me olvide de decirte que mi habitación te extraña, le hace falta tu presencia en las mañanas de invierno, le hace falta ver los besos que me dabas antes de irnos a dormir, grita en silencio palabras que no escucho, palabras que no dijiste.
Omití que yo también te extraño, miro por la ventana con la esperanza de verte aparecer con margaritas y que me digas: -perdón mi cielo, es tarde para cenar?. Y responderte que no, con la mejor de las sonrisas, esa sonrisa que dibujabas vos cada día en mi cara.
Extraño las noche de amor, y también aquellas en donde lloraba por vos, extraño tus abrazos en las películas de terror, y sentir el roce de tu mano mientras charlábamos al lado de hogar, sintiendo su tibio calor, o tus te amo distraídos… Daría inclusive lo que no tengo por que vuelvan esos pequeños gestos que yo no valoraba.
Te confieso que tu optimismo y tu forma de ser despreocupada brillan por su ausencia en esta casa, y que tus besos suaves y duraderos le hacen falta a mis labios.
Se que falle, y que el error fue mío, pero levantarse temprano en invierno duele, y no acariciarte al despertar se siente extraño.
No te pido que me perdones, solo quiero conversar, contesta mis frecuentes llamadas, tu indiferencia duele mas que mil puñaladas.
Te necesito, comprenderás que me es imposible vivir sin vos, ¡si solo hubiera una forma de retroceder el reloj, y con él volver el tiempo atrás cuando mis días no eran angustiantes y podíamos sentarnos a planear un futuro juntos!, te aseguro que hoy es lo que mas quiero.
Te fuiste, pero no lo hiciste solo, te llevaste mis sueños rotos, y las ilusiones que no concretamos esas que quedaron guardadas en el primer cajón de la mesita de luz, te adueñaste de mi corazón, y me arriesgo a decir que también de mi cordura…
Miro el teléfono que permanece enfrente mio, mudo por supuesto. Podes llamarme ingenua, pero tengo la esperanza de que suene, atender y escuchar tu voz entrecortada, diciéndome que solo me llamas para oír el sonido de la mía.
Me olvide de decirte que mi habitación te extraña, le hace falta tu presencia en las mañanas de invierno, le hace falta ver los besos que me dabas antes de irnos a dormir, grita en silencio palabras que no escucho, palabras que no dijiste.
Omití que yo también te extraño, miro por la ventana con la esperanza de verte aparecer con margaritas y que me digas: -perdón mi cielo, es tarde para cenar?. Y responderte que no, con la mejor de las sonrisas, esa sonrisa que dibujabas vos cada día en mi cara.
Extraño las noche de amor, y también aquellas en donde lloraba por vos, extraño tus abrazos en las películas de terror, y sentir el roce de tu mano mientras charlábamos al lado de hogar, sintiendo su tibio calor, o tus te amo distraídos… Daría inclusive lo que no tengo por que vuelvan esos pequeños gestos que yo no valoraba.
Te confieso que tu optimismo y tu forma de ser despreocupada brillan por su ausencia en esta casa, y que tus besos suaves y duraderos le hacen falta a mis labios.
Se que falle, y que el error fue mío, pero levantarse temprano en invierno duele, y no acariciarte al despertar se siente extraño.
No te pido que me perdones, solo quiero conversar, contesta mis frecuentes llamadas, tu indiferencia duele mas que mil puñaladas.
Te necesito, comprenderás que me es imposible vivir sin vos, ¡si solo hubiera una forma de retroceder el reloj, y con él volver el tiempo atrás cuando mis días no eran angustiantes y podíamos sentarnos a planear un futuro juntos!, te aseguro que hoy es lo que mas quiero.
Te fuiste, pero no lo hiciste solo, te llevaste mis sueños rotos, y las ilusiones que no concretamos esas que quedaron guardadas en el primer cajón de la mesita de luz, te adueñaste de mi corazón, y me arriesgo a decir que también de mi cordura…
Martina.P
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